1. Consejos prácticos para el usuario
Antes de incorporar un exoesqueleto a la vida diaria o al entorno laboral, es importante seguir algunas pautas básicas:
- Consultar a profesionales especializados que evalúen la idoneidad del dispositivo según la persona, su morfología y objetivos.
- Elegir el modelo adecuado según el uso previsto: rehabilitación, asistencia, industria, ocio…
- Realizar pruebas supervisadas antes de integrarlo en la rutina.
- Detectar y atender cualquier incomodidad física, como rozaduras, desequilibrios o puntos de presión.
- Evitar el uso continuo sin pausas, especialmente en modelos activos o de asistencia completa.
Un uso responsable comienza por conocer las propias necesidades y los límites del dispositivo.
2. Mantenimiento y cuidado
Un exoesqueleto requiere revisiones periódicas, higiene y atención al desgaste:
- Inspección visual diaria: comprobar correas, articulaciones, tornillos, sensores y puntos de contacto.
- Limpieza regular con productos adecuados, especialmente si se utiliza en exteriores o con exposición al sudor.
- Cuidado de baterías o sistemas eléctricos, respetando los ciclos de carga y evitando sobrecargas o humedad.
- Revisión técnica profesional cada cierto tiempo, según indicaciones del fabricante.
Un dispositivo mal mantenido puede fallar en el momento menos oportuno o provocar lesiones.
3. Aspectos legales y normativas
El marco legal que regula el uso de exoesqueletos varía según el país y el entorno en el que se utilicen:
- En el ámbito laboral, muchas empresas exigen certificaciones de seguridad (como la norma ISO 13482 para robots de asistencia personal).
- En rehabilitación clínica, su uso debe estar validado por especialistas, con seguimiento profesional.
- En educación, eventos o actividades recreativas, es aconsejable disponer de seguros o protocolos de uso seguro.
También se abren debates legales emergentes: propiedad de los datos, responsabilidad en caso de fallos, protección de derechos laborales, entre otros.
4. Entrenamiento previo y adaptación
El uso de un exoesqueleto modifica la relación entre el cuerpo y el entorno. Para evitar errores o lesiones por compensación, es importante:
- Realizar una fase de adaptación progresiva, en sesiones cortas y tareas sencillas.
- Contar con acompañamiento profesional al inicio: fisioterapia, entrenamiento funcional o supervisión técnica.
- Trabajar la conciencia corporal y la coordinación, para integrar el movimiento asistido sin rigidez ni sobreesfuerzo.
- Evitar el uso intensivo sin haber alcanzado un buen nivel de familiaridad con el equipo.
El proceso de adaptación no es solo físico, sino también cognitivo y postural.

