El domingo pasado, en pleno mes de agosto, decidí poner a prueba el Hypershell Pro X, un exoesqueleto deportivo que llevaba tiempo llamándome la atención. A diferencia de otros dispositivos más voluminosos, este se ajusta como un cinturón del que bajan dos extensiones motorizadas hasta los muslos, casi rozando las rodillas. Con cada paso, la máquina te ayuda a levantar la pierna y el esfuerzo personal disminuye de forma evidente.
La prueba la realicé en una ruta de senderismo de los Picos de Europa, un terreno exigente y, al mismo tiempo, perfecto para comprobar de qué era capaz este aparato. La unidad que probé —valorada en 1.199 euros— incluía una batería de repuesto y una maleta de transporte. La autonomía oficial es de unos 17 kilómetros a potencia media, y puedes elegir entre dos modos de asistencia, eco e hyper, cada uno con cuatro niveles de intensidad.
Al principio, la sensación fue rarísima: como si mis piernas avanzaran solas, con un paso más marcado de lo habitual. Durante los primeros minutos me costó aceptar que ya no tenía el control absoluto de mis movimientos. Pero a medida que avanzaba por las pendientes pedregosas, empecé a notar el beneficio. Los pasos eran más ligeros, el cansancio se retrasaba y mi ritmo de subida mejoraba claramente.
La batería se lleva en la parte trasera, bien integrada, y no molesta. Eso sí, las correas de ajuste en las rodillas fueron un pequeño inconveniente: tras un rato empezaron a aflojarse y noté cierta fricción. Una buena fijación a medida será clave para rutas largas.
Activé el modo hyper en un tramo especialmente empinado y tuve la sensación de estar marchando como un soldado, con los muslos levantándose más de lo que haría de manera natural. El ahorro de esfuerzo se notaba —se estima en torno a un 40 %—, pero también descubrí músculos que rara vez utilizo en mis entrenamientos, y acabé con ellos sobrecargados.
Quise probar también el modo running, aunque no me convenció tanto como en senderismo. Los dos kilos extra se hacen notar al correr y, además, el exoesqueleto impone una técnica de carrera distinta. Tras unos minutos, incluso el dispositivo mostró un aviso de sobrecalentamiento en las articulaciones principales, lo que me hizo pensar que quizá este modelo aún necesite más pruebas para sesiones intensas de running.
Mi conclusión es clara: el Hypershell Pro X brilla en montaña, donde permite a personas con menos fondo físico o más edad disfrutar de rutas que de otra forma serían agotadoras. Lo veo también útil en rehabilitación o fisioterapia, como ayuda intermedia para recuperar movilidad. En cambio, para corredores sanos que buscan entrenar duro, quizá no aporte tanto valor.
Aun así, la experiencia fue única: caminar entre picos y desfiladeros sintiendo cómo una máquina comparte el trabajo de tus piernas es algo difícil de olvidar. Una mezcla de vértigo y alivio, que abre la puerta a un futuro donde la tecnología amplifica nuestras capacidades sin robarnos del todo el control.
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